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El crecimiento urbano en Latinoamérica ¿Cuál es el límite?


La gran mayoría de las ciudades han sido concebidas con base en su cultura, considerando los

recursos disponibles, aprovechando las condiciones del lugar, y estableciendo el límite de su

territorio ¿cuánto han cambiado las ciudades desde entonces?


Una ciudad busca ofrecer a sus habitantes un estado de bienestar, aunque está condicionado por

diversos factores como el crecimiento poblacional, su economía, su ubicación geográfica, y creo

que más importante aún, la visión y el compromiso que la sociedad tiene de la misma ciudad.

Antes de rebasar la infraestructura y capacidad existente, se necesita contar con un plan de

crecimiento sostenible y actualizado a las nuevas necesidades de la sociedad.


En la actualidad, pareciera que la mayoría de las ciudades de Latinoamérica no son capaces de

ofrecer condiciones de bienestar a sus habitantes, particularmente en aspectos de seguridad,

movilidad y servicios básicos.


En 1957, se desarrolló el plan piloto de Brasilia, la capital de Brasil, como uno de los proyectos

urbanísticos más importantes de todos los tiempos en Latinoamérica, desde la selección del lugar

que ofrece un clima sano, suficiente agua, y suelo resistente; hasta la delimitación de las zonas

residenciales, comerciales, administrativas, y otras. Sin embargo, con el crecimiento poblacional,

hoy encuentra desafíos importantes que requieren una nueva planificación; dado que su diseño

promovía el uso del automóvil, hoy es común encontrar congestionamiento vial y una

dependencia excesiva del transporte privado, no existe un sistema de transporte eficiente que

permita conectar a las zonas separadas de las avenidas principales.


En 1994, la ciudad mexicana de Puebla inauguró el periférico ecológico, que se proyectó como una

vialidad que regularía el crecimiento de la zona conurbada, junto con una franja arbolada de 25

metros de ancho en cada lado de la vialidad. Hoy, 30 años después, los ideales no fueron

conseguidos, pues las viviendas y la demanda de servicios crecieron alrededor de la vialidad, las

zonas verdes proyectadas prácticamente no existen, el tránsito es intenso a cualquier hora del día,

y esta vialidad ahora se encuentra dentro de la ciudad. La vida funcional del periférico está por

concluir y se requieren nuevas estrategias e infraestructura para la movilidad.


Lima y Ciudad de México, acumulan la mayor cantidad de horas por año perdidas en el tránsito

vehicular, con 157 y 152 horas respectivamente (Statista, 2024). Otras ciudades, en cambio, han

tomado medidas para mejorar la movilidad pública; proyectos como el Transmilenio de Bogotá

que hoy moviliza más de 2 millones de pasajeros al día, resultan benéficos, aunque no han logrado

reducir el uso del automóvil particular. En esta ciudad se pierden en promedio 117 horas al año en

tráfico.


En 2023, México registró un aumento de 2,905,787 de vehículos en su parque vehicular, esto

representa un incremento del 5.26% respecto al año anterior (Inegi, 2024). ¿Imaginas lo que

implica en materia de infraestructura, recibir diariamente esta cantidad de vehículos en las

avenidas y carreteras del país? Y cada día operan más vehículos, a un crecimiento mayor que el

que la infraestructura se desarrolla.


En contraste con los casos anteriores, se encuentra Buenos Aires, la ciudad con mejor calidad de

vida de América Latina (The Economist, 2023). Obtuvo un puntaje de 100 en educación, 85.9 en

cultura y medio ambiente, 85.7 en infraestructura, 83.3 en salud, y 70 en estabilidad. (Gobierno de

Buenos Aires, 2024). El plan de movilidad sustentable de Buenos Aires prioriza el transporte

público y los medios de movilidad saludable como caminar y andar en bicicleta, un plan complejo

pero efectivo para 14 millones de personas que viven en el área metropolitana.


Es importante recordar que las ciudades están en permanente transformación. El crecimiento

urbano debe ser medido y evaluado constantemente para generar planes realistas, oportunos,

inclusivos y eficientes, que ofrezcan las mejores condiciones posibles de bienestar a sus

habitantes. Sin duda, es una labor compartida entre el gobierno y la sociedad. Para hacer un uso

responsable del vehículo y de los espacios públicos, los planes de desarrollo deben incluir y

considerar aspectos culturales orientados a la evolución social.

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